Este país llamado España es demasiado maniqueo. Me estoy refiriendo al caso de Aitana, la niña de Tenerife que falleció a causa de una mala caída y que desembocó en la detención de su padrastro, Diego P.V., y su posterior linchamiento mediático y finalmente puesta en libertad al concluirse que era inocente.
Han sido un montón de días en los que los medios de comunicación han mostrado a este hombre como un asesino despiadado y violador de menores utilizando como argumento un parte médico y sin esperar a que fuera juzgado y condenado. Una actitud que le ha hundido la vida al ser juzgado y condenado mediáticamente.
Ahora, la autopsia ha demostrado que Diego P.V.es inocente y que todo se debió a una mala caída desde un columpio de la pequeña, que los mismos médicos que dieron el parte de denuncia no supieron valorar días atrás cuando la llevaron a urgencias tras caerse.
He escuchado todo tipo de insensateces desde entonces. Desde el Gobierno canario se asegura que ellos no tienen que pedir perdón porque el protocolo que se lleva a cabo en casos de maltrato infantil se ha cumplido perfectamente. Los médicos, en su papel corporativista, aseguran que han realizado bien su trabajo. Los “popes” de la prensa, por su parte, también dicen que era una noticia de interés que estaba contrastada por una fuente de toda solvencia, el parte médico, que había que publicarla y que ellos no son responsables.
En definitiva, aquí han destrozado la vida de un hombre y nadie es responsable. Quizá el único responsable que aún no ha eludido su responsabilidad es el columpio desde el que la pequeña Aitana se cayó.
Pues bien, yo si me considero responsable de este linchamiento, así que pido desde estas páginas de gacetilla perdón a Diego. Se lo pido desde mi humilde condición de ser humano que no se paró en su momento a poner en duda una información de un organismo oficial. Soy culpable de ser tan manipulable y Diego, te pido perdón por el daño que te haya podido hacer en mi pensamiento.