No podía ser de otro modo. Federico, no podía quedar entre los muertos. Por eso Federico subió a los cielos.
Cuantas cosas nos contaron. Recuerdo que siendo yo niño en Granada caminaba por la Huerta de San Vicente, situada en la Vega, entonces una vega enorme a las afueras de la ciudad, y se me ocurrió preguntar por Federico. Me respondió el silencio. Toda Granada callaba su existencia. Toda Granada temía su regreso. Toda Granada escondía su vergüenza.
Federico García Lorca paseaba bajo los tilos de la Alhambra, por Plaza Nueva, Bibrambla o la calle de Alhamar, pero nadie lo veía. ¿Nos habíamos quedado ciegos, sordos y mudos?. Ahora es la hora de gritar: “¿Dónde está Federico?, que no aparece en Granada.
Hablad de una vez.
1 comentario:
Federico está entre nosotros, en la gente de bien, en las personas que creen en la libertad absoluta, sin ningún tipo de ataduras ni de cadenas. Siempre estará en mi memoria.
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