gacetilla

Visto y oído

Por Juan Lucio

1. El menos cero hace furor. Llevo viéndolo con sorpresa por las televisiones de la TDT. Primero en un concurso de esos que nunca aciertas el resultado que plantean y si lo haces, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, te engañan para que no te lleves el premio. Un presunto concursante dijo que la suma de los número en pantalla daba -0. Y luego en el teletexto me lo encuentro como temperatura mínima de una ciudad española. Otro -0. ¿Será más frío el -0 que el 0?

2. Maniquiés en los balcones. Me los he encontrado por varios balcones de Madrid. Hombres y mujeres. Masculinos y femeninos. Chicos y chicas de estilizadas figuras. Y siempre desnudos, en pelotas, provocadores desde su atalaya urbana. ¿Moda o gracia? La verdad es que llaman la atención, incluso a veces parecen personas de carne y hueso, pero con el frío que ha hecho este invierno quién sale al balcón a lucir palmito.

3. Los escribanos del Reino. Alonso de Madrigal fue un abulense del siglo XV docto y preparado, profesor y religioso, perseguido por hereje y estudioso completo que tanto escribió en su vida que hizo famosa la frase de “escribir más que el Tostado”. Seis siglos después, le ha salido competencia al famoso Tostado. ¿Quiénes? ¡Los jueces! Los garantes de la justicia son los que más escriben en este país, incluso más que los escritores. Las cifras son espectaculares: ¡50.000 folios del sumario del Caso Gürtel! Es lo que se dice: un señor tocho.

4. Made in Spain. Baltasar Garzón pasará por el banquillo si nadie lo remedia. Es curioso este país. El juez investiga las tropelías ocurridas en la Guerra Civil, intenta restañar las heridas y resulta que el investigador acabará sentado ante sus colegas de la judicatura, acusado por los que cometieron muchas de esas tropelías. Esto solo puede ocurrir en España.

5. Aparcamiento fetén. Carretera de San Martín de la Vega a Ciempozuelos. Un cartel señala un aparcamiento de esta manera: PARQUING. Genio y figura.

Desde el Monte Parnaso

Por Heráclito

Caminaba yo abstraído en mis pensamientos aquí en mi Monte Parnaso cuando de sopetón me di de bruces contra la estadística que decía: “Dos tercios de los españoles (63,1%) admiten que no saben ni hablar ni escribir en inglés, mientras que el 7% dice que sólo lo lee y el 6,4% que sólo lo escribe”. Entonces mi privilegiado cerebro comenzó a pensar: “¿Y si resulta que a los españoles no les han preparados para los idiomas?”.

Han sido muchos siglos en la vieja piel de toro en el que el aforismo de Unamuno: “Que inventen ellos” ha circulado a la velocidad de la luz por España. Desde que los tercios de Flandes pisaban Europa y los conquistadores llegaban a las Américas con el cuerpo forrado de latón, nadie se ha preocupado de entender lo que los conquistados querían comunicar y ahora, cuando esos conquistados son los españoles, mucho menos.

Un país que desprecia sus lenguas autóctonas (catalán, vasco y gallego); que no se preocupa de ponerse en la cabeza del otro para entenderlo; que no dialoga, sino discute, cómo se va a preocupar de los idiomas bárbaros.

En mi polis, Atenas, en la que todo va mal, en la que la Economía está por los suelos y la política por los tejados, los idiomas forman parte del acerbo cultural. Nosotros vemos las películas de la televisión en su idioma original con subtítulos. Nosotros acogemos a los turistas en su propia lengua, nos esforzamos por entenderlos. Recuerdo cuando conquistábamos territorio de Persia, cómo aprendíamos su lengua rápidamente.

En Iberia, por el contrario, han tenido siempre como orgullo nacional la ignorancia. Los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), correspondiente al mes de febrero reflejan que tan sólo el 8,3% de los españoles está estudiando un idioma extranjero y eso porque lo necesita para su trabajo y el 26,5% de los encuestados asegura que no quiere aprender ningún idioma. Lo dicho: “Que inventen ellos”.

Bajo la lupa

El dedo de Aznar es alargado

Decía la periodista y escritora Montserrat Roig que “la democracia no se aprende en el Parlamento, sino en casa. Ser demócrata no es una actitud política, es una actitud ante la vida”. Me encontraba ayer ante la tesitura de comentar la actitud del que fuera presidente del Gobierno de España ante los universitarios en Oviedo y he decidido dejar pasar el día para realizar la crítica periodística más con el cerebro que con el corazón.

Y aquí estamos a las 24 horas y la cabeza sigue diciendo algo parecido al epitafio que escribió el poeta británico Lord Byron a su querido perro: “Cerca de aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes del hombre sin vicios”.

¿Qué le pasa a Aznar? El peor ex presidente de la democracia española aglutina todos los vicios de la derecha de este país: la vanidad, la prepotencia y la chulería. Nadie le dijo que su PP había perdido unas elecciones y se ha quedado anclado en su Moncloa “O yo, o el caos” debe pensar. Éste es el estereotipo de lo que la derecha española llama “principio de autoridad”. ¿Esto es lo que Rajoy reclama a Zapatero?

Ayer Aznar se lució en Oviedo y no sólo por su chulería al enfrentarse a un grupo de estudiantes que le increpaban con el ya famoso gesto de su dedo corazón (tiene gracia, el corazón) lo que en castizo se llama “hacer la peineta”, sino por su actitud dentro lanzando sus dardos contra el Gobierno de Zapatero que “ni tenía ni tiene convicciones para ser presidente, ni un buen equipo, ni una política acertada”. Qué sabrá él de convicciones cuando no hace mucho dijo que su partido, el PP, “gracias a Dios” no tenía ideología.

Para el que fuera presidente, “estos señores que están dirigiendo España se han fundido el país y no tienen legitimidad para decir al resto que vayan a recoger los escombros”, Según la visión de Aznar la actual crisis es todavía mayor, porque la nación está “más débil” interna y externamente y que por eso necesita de un “gran capitán” para dirigir el rumbo hacia la salida de la crisis. ¡Llamad a los tercios de Flandes! parecía indicar el guardián de las ideas de los conservadores españoles. Quizá por eso, dijo el ex, que “el jefe de los pirómanos no puede ser nunca el capitán de los bomberos, y España necesita un gran equipo de bomberos”. Para el presidente de FAES es preciso cambiar el rumbo del país “contando con los mejores equipos”, los del PP, por supuesto.

A qué juega el “nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo”. Acaso sigue escocido, porque no deja pasar la tribuna que le ofrecen para asegurar que el Gobierno de España es muy malo y no lo dice ahora por la crisis. Lo decía desde el mismo momento en que su partido perdió las elecciones generales allá por el año 2004.

Un hombre de Estado que se precie, un estadista que asegura que “su misión y a lo que ha dedicado su vida” es a “mejorar la situación de España” no puede estar continuamente menospreciando a su Gobierno fuera y dentro de nuestras fronteras.

LIBROS/Memoria Vigilada de Enriqueta de la Cruz

“MEMORIA VIGILADA”, novela inquietante e imprescindible para conocer nuestra historia y nuestro presente.

En clave de novela negra, “Memoria vigilada”, denuncia el trasfondo de la Memoria Histórica. Se trata de la historia de una familia que puede ser cualquier familia de España posterior a la Guerra Civil. Investigar un episodio del pasado familiar se va complicando hasta revelar una terrible verdad sobre la España de la posguerra y la Transición.

“Memoria vigilada” nos ofrece una perspectiva inédita sobre el trasfondo de la lucha por recuperar la memoria histórica democrática.

“Los personajes de esta novela –dice la autora- pretenden arrojar luz sobre nuestra historia para construir un futuro de progreso, cultura, paz y fraternidad de los pueblos; un futuro, en definitiva mejor para todos”.

Fruto de una investigación exhaustiva, la novela, planteada como novela de acción, intriga, psicológica, histórica y actual a un tiempo, nos presenta el momento en que vivimos lleno de interrogantes y sus personajes nos lo desvelarán de manera apasionada, inquietante y cruda, pero también desde la ternura y la fuerza de las emociones humanas, desde el deseo de mejora y desde la esperanza siempre.

“Memoria vigilada”, viene a formar parte de una trilogía no pretendida, junto con “El testamento de la Liga Santa” y “Nada es lo que parece” (las novelas anteriores de la autora), pues las tres obras, cada una con su propio lenguaje y ritmo, completan un cuadro de conjunto sobre nuestro país.

Enriqueta de la Cruz, nació en Fuente del Maestre (Badajoz) y reside en Madrid desde su infancia. Además de escritora, es periodista. Ha trabajado entre otros medios en Radio Nacional de España, Cambio 16, Ya, Nuevo Lunes y ha sido asesora del Ministerio de Economía. Es experta en información laboral, política nacional y nuevas tecnologías de la información.

Política Economía Comunicación Personas Confidencial

viernes, 9 de octubre de 2009

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