Decíamos ayer que donde unos auguraban desastres, otros leíamos el comienzo de un camino de esperanza y me estoy refiriendo a la interpretación de las grandes cifras económicas que en estos días han llegado al gran público.
El pasado martes 27 de octubre analizábamos aquí, en gacetilla, los datos presentados por el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, referidos al déficit público, que ha ascendido a 62.780 millones de euros, un 5,96% del PIB. Estos datos que podían parecer así a bote pronto alarmantes nos estaban dando ya la lectura de que nuestro país iniciaba la senda, si no de la recuperación, sí del buen camino para alcanzarla.
Estábamos en una cifra de déficit previsto ya que el dato de septiembre se corresponde con la previsión del Gobierno para finales de este año 2009, que es de un 8,1%.”Un déficit alto, sí, pero excepcional, sobre todo si miramos a los países de nuestro entorno”, decíamos entonces.Y el jueves 29 de ese mismo mes de octubre, el Banco de España, que preside un hombre muy alabado por la patronal española, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, proclamó que la contracción que la economía española registra en este tercer trimestre se ha moderado en siete décimas.
Saco todos estos datos a relucir, porque hace unos días (el 13 de noviembre) se hizo público el IPC (Índice de Precios al Consumo) que había subido siete décimas y tiene su gracia que la subida de precios sea también una muestra de que la economía española, como la del resto del viejo continente, está dejando atrás la crisis económica mundial.
Aún así, seguimos en un IPC negativo, lo que da pábulo a los de siempre para asegurar que España está en deflación, con los graves problemas que ello conlleva. Recordemos que una situación de deflación supone una bajada generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía. La deflación es más temida por los empresarios que la inflación ya que al disminuir los precios, la producción se retrae, las empresas despiden y surge el paro.
En España no estamos inmersos en un proceso de deflación, por más que los de siempre lo airén, ya que lo que olvidan decir los portavoces de la derecha es que la inflación subyacente continúa manteniéndose en cifras positivas, al igual que todos los meses anteriores en que se ha registrado bajada de precios. La tasa interanual se mantiene en el 0,1%. Recordemos que La inflación subyacente es la que más se ajusta a la realidad de los precios, porque no está sometida a la oscilación de los precios de los carburantes y de los alimentos frescos.
La tasa interanual del IPC (respecto a octubre del año pasado) se sitúa en el -0,7%. En septiembre la tasa interanual fue del -1% . Esto augura que estamos en una tendencia de vuelta hacia niveles positivos de la inflación, para finales de este año 2009.
En España la inflación se sitúa en la actualidad cinco décimas por debajo de la media de la zona euro, un dato que se puede considerar positivo, porque favorece la exportación española al ser nuestros productos más competitivos en precio, en los mercados internacionales, que el resto de productos europeos.
Una vez más los datos están siendo tozudos, tan tozudos que el propio líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, no tuvo más remedio que reconocer hace unos días que ya se ve la recuperación de la economía española, aunque para él a España le hubiera ido mucho mejor con un gobierno del PP. Pero claro, a día de hoy en las urnas, que se sepa, todavía no lo han elegido.
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