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lunes, 26 de octubre de 2009

El pecado capital del PP. (opinión)

La derecha siempre peca de lo mismo: de soberbia, ese pecado capital que todo conservador que se precie padece como adherido a su ADN (y no me refiero al periódico gratuito).
Soberbia es lo que tuvo el líder Aznar y la mayoría de  los diputados conservadores cuando se decidió apoyar totalmente la invasión norteamericana de Irak.
Soberbia es lo que demostraron muchos de esos mismos líderes del PP cuando perdieron las elecciones generales en el año 2004.
Soberbia es lo que han tenido en Génova para no reconocer que probablemente algo puede estar oliendo a podrido dentro de la casa.
Soberbia es la actitud del ex secretario general del PP valenciano cuando estaba siendo cesado desde Madrid y soberbía, mucha soberbia, es lo que ahora padecen algunos que otros “lidereses” del principal partido de la oposición con el asunto de Caja Madrid.

O eso, o estamos ante un partido que se comporta internamente como un auténtico reino de taifas.
Desde el PP de Madrid, que dirige Esperanza Aguirre, para quienes no la conozcan presidenta de esa Comunidad, se lanzó al aire el nombre del preferido como candidato a presidir Caja Madrid. Ignacio González, a la sazón número dos en el Gobierno de Aguirre. Este envite, dicen las malas lenguas, no gustó demasiado en Génova, donde el hasta ahora presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, se consideró apartado al no haber, ni siquiera, sido consultado por Esperanza Aguirre.
El alcalde Gallardón, dio la razón a Rajoy al insinuar que siendo èsta una caja tan importante que opera en todo el territorio nacional el nombramiento de su presidente debería salir con el “placet” de Génova.
Pero Aguirre, a quien no le gusta nada que nadie se meta en su parcela de poder, quiso darle con su mano derecha a Mariano y en rueda de prensa lanzó el pasado 22 de octubre una clara y escueta consigna: el PP madrileño no va a tolerar la injerencia de la dirección nacional en el proceso.
Una vez más un barón o baronesa del PP sienta sus reales ante la sede nacional sin que nadie la llame al orden.
Un partido que se llena la boca al afirmar que dicen lo mismo en todo el territorio nacional y que gobiernan de igual manera en toda España, deja que cada feudo haga de su capa un sayo. Y es que el refranero español es muy sabio cuando asegura que una cosa es predicar y otra bien distinta dar trigo. Demasiada soberbia.

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