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viernes, 15 de enero de 2010

Impulso de la presidencia española a la Política Energética Común de la UE








Si ayer contábamos que la propuesta estrella de la presidencia española de la Unión Europea era avanzar hacia el Mercado Único, hoy nos ocupa un segundo pilar de una Europa unida, la Política Energética Común. Una Europa menos contaminante, capaz de asimilar más energías renovables y, sobre todo, dotada de interconexiones que garanticen el suministro a todos los países UE. Para ello, los ministros de Energía de los 27 países de la UE se reunieron hoy viernes 15 de enero en Sevilla, en un consejo informal presidido por el titular español de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián.


José Luis Rodríguez Zapatero considera que la Unión Europea debe mantener su liderazgo en la lucha contra el cambio climático y que puede hacerlo, sin mermar sus expectativas de desarrollo y prosperidad, con una estrategia energética común, que garantice a todos los ciudadanos europeos el acceso a una energía limpia segura y con precios adecuados para su bienestar y progreso, y eso se hace sobre la base de tres importantes pilares: sostenibilidad, competitividad y seguridad del suministro, sin estas tres premisas es imposible alcanzar el objetivo.

Pero, ¿cómo se logra?, pues con la implantación de nuevas tecnologías, sobre todo en el sector industrial, que reduzcan al máximo las emisiones de carbono, unidas a políticas efectivas de ahorro y eficiencia energética. Incluyendo el desarrollo de las energías renovables y, por supuesto, ampliando la red de interconexiones energéticas entre los países de la UE para mejorar la garantía del suministro.

Según ha podido saber gacetilla, cinco son las acciones concretas de la presidencia española para avanzar en los  objetivos marcados: Plan de Acción Europeo de la Energía 2010-2014; Plan Solar Mediterráneo; avanzar en las interconexiones energéticas; creación y firma de la Asociación Internacional para la Cooperación en Eficiencia Energética y, por último y no menos importante, puesta en marcha de la Agencia Europea de Cooperación de Reguladores, que habrá de resolver cuestiones como la divergencia regulatoria entre Estados miembros o las interconexiones.

La presidencia española ha elaborado ya un documento con los elementos básicos que podrían articular el Plan de Acción Europeo de la Energía 2010-2014 que va a constituir la base de la nueva Política Energética Europea, para los próximos cinco años. El documento, que ha sido debatido hoy viernes 15 de enero en el citado encuentro informal de Ministros de Energía de la UE, será previsiblemente sometido a la aprobación del Consejo Europeo, en la primavera de este año 2010.

Por lo que respecta al denominado Plan Solar Mediterráneo, es objetivo de la presidencia española impulsarlo. Hay que recordar que este Plan busca compartir tecnologías y recursos, en lugar de competir por ellos, como ha venido sucediendo a través de la Historia. La presidencia española organizará en Valencia, los días 11 y 12 de mayo de 2010, una conferencia sobre el Plan Solar Mediterráneo que contará con la participación de las Instituciones europeas, los países ribereños y la Industria. El citado Plan, pretende que exista un fomento, a gran escala, de la energía solar y otras renovables, facilitando el avance tecnológico y favoreciendo las inversiones. También pretende avanzar en el desarrollo de las interconexiones eléctricas en el sur y en el este del Mediterráneo y, por supuesto, en la reducción de los gases de efecto invernadero. La previsión es llevar las conclusiones de la conferencia de Valencia sobre el Plan Solar a la cumbre Euromed, de junio, en Barcelona.

Pero, por encima de todo, uno de los aspectos en los que más incide el documento sobre Plan de Acción Europeo, elaborado por la presidencia española, es la necesidad de desarrollar, cuanto antes, las interconexiones energéticas.

Es lógico este interés ya que son un elemento clave para la creación de un verdadero mercado interior de la electricidad y del gas en toda la UE, para la seguridad del suministro y, en el caso específico de la electricidad, para una mayor integración de la producción de energías renovables.

Y el lector se preguntará, ¿por qué?, pues porque las interconexiones energéticas con mayores capacidades resolverían los actuales cuellos de botella en los trasvases de energías de unos países a otros. Pero además del mallado europeo, se aboga en el documento promover las interconexiones con los mercados periféricos y los insulares, como garantía de suministro.

La presidencia española defiende que hay que potenciar el lanzamiento de proyectos prioritarios de interconexiones transeuropeas como son el Anillo Báltico, la Red Eólica Marítima y las Conexiones gasistas en el Oeste y en el Sudeste de la UE. Y destaca especialmente el Anillo Mediterráneo, como infraestructura prioritaria de conexión en una de las áreas de vecindad de la UE que ofrece mayores oportunidades para la cooperación y la diversificación de fuentes de energía.

Además, nuestro país está resultando una potencia en energías renovables y ya ha comunicado a principios de este año, a la Comisión Europea que, en 2020, prevé que la participación de las renovables en nuestro país será del 22,7% sobre la energía final y un 42,3% de la generación eléctrica.

España, pues, podrá transferir este superávit a otros países europeos que resulten deficitarios en el cumplimiento de sus objetivos y para ello resulta indispensable un mayor desarrollo de las interconexiones eléctricas de España con el sistema eléctrico europeo.

En cuanto a políticas medioambientales, España ha trasladado hoy a los ministros de Medio Ambiente de la UE, reunidos en Sevilla, su intención de
impulsar en la mayor brevedad posible la aplicación y desarrollo del Acuerdo de Copenhague, un acuerdo que, aún estando por debajo del grado de compromiso defendido por la UE en esa Cumbre, supone un paso clave en la política de lucha contra el cambio climático, porque incluye compromisos de reducción de emisiones de los países que concentran más del 80% de emisiones globales.

España ofrece y desea el diálogo y el acuerdo para convertir el acuerdo político de Copenhague en un acuerdo jurídicamente vinculante, de cara a la próxima Cumbre sobre el Clima, que se celebrará en México en el mes de noviembre. La negociación para alcanzar un acuerdo estable entre los países miembros sobre objetivos de reducción de emisiones, porque la Unión Europea debe comunicar esos objetivos a la ONU el 31 de enero de este año, como fecha límite.

Es importante constatar, y así lo hace la presidencia española de la UE que afrontamos un nuevo escenario internacional donde las economías emergentes están adoptando decisiones para fortalecer las respuestas contra el cambio climático bajo la supervisión de Naciones Unidas. Pero son necesarios más avances y medidas más eficientes. Por eso, la Unión Europea debe volver a aportar su liderazgo en el contexto internacional de la lucha contra el cambio climático, utilizando para ello todas sus capacidades, construyendo políticas congruentes y buscando consensos.

Muchos países, en el seno de la ONU, están reclamando la creación de una organización internacional que ayude a coordinar los esfuerzos de los países para preservar el medio ambiente y con ello su eficacia. Es lo que se conoce ya como “mayor gobernanza ambiental”. Durante el semestre de presidencia española de la UE, tendrán lugar algunos encuentros que constituyen una buena oportunidad para avanzar en la mejora de esa “gobernanza ambiental”, a nivel mundial.

Desde la presidencia española se quiere que Europa lidere este nuevo camino de esperanza que se abre al planeta tierra y que, debemos asegurarnos, no se vuelva a cerrar jamás.










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